El equipo de producción del G8 había denegado acreditaciones a todos los periodistas con antecedentes de activismo. Se hizo sitio en las cárceles para unas seiscientas personas. Se trajo a ciento ochenta especialistas en seguridad para que vigilaran las telecomunicaciones. La prensa publicó que incluso se habían pedido ataúdes y bolsas para cadáveres. Advirtió que los manifestantes eran violentos, especialmente un grupo llamado Black Block que en Seattle ya había atacado los escaparates de GAP, Starbucks, Old Navy y franquicias similares. Iban vestidos de negro para reconocerse entre ellos y se cubrían con pasamontañas para no ser identificarse. Llevaban hierros, botellas y piedras.
— El enemigo conoce el sistema / The Enemy Understands the System de Marta Peirano